lunes, 21 de abril de 2014

Más Allá de una simple historia HABLAR de Dios en la historia significa afrontar un tema fundamental. Si se la toma como lo que es, como presencia VIVA, PERSONAL y DINÁMICA, ella constituye, en efecto, el núcleo mismo de la relación entre Dios y el hombre. De cómo se la conciba, dependen, en su entraña más íntima, la fe y la actitud religiosa. Y no sólo de cómo se la conciba expresamente, sino sobre todo de cómo se la dé por supuesta implícitamente. Pues ya se sabe que es en el suelo obvio e incuestionado de las «creencias», donde echan sus raíces más profundas y efectivas nuestras actitudes vitales.

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